Coaching y libertad
La libertad es el gran tesoro del ser humano. Y pocas acciones tienen tanto sentido en un proceso de coaching cómo acompañar a la persona al descubrimiento de esa potencialidad y permitirle desarrollarla en toda su plenitud.
Acerca de la libertad se ha escrito mucho a lo largo de la historia y la búsqueda de ella ha sido el motivo de muchas acciones por parte de un gran número de hombres.
La libertad no es….
La libertad no es hacer lo que te dé la gana
Es evidente, que en el ejercicio de la libertad no se puede limitar la de los demás. Al menos la de la LIBERTAD con mayúsculas, que se aleja del concepto de libertinaje. Algo que se refleja en la famosa frase atribuida al filósofo Jean-Paul Sartre: «Mi libertad termina donde comienza la de los demás«.
La libertad no es algo que nos dan los otros
Nadie puede determinar nuestra vida por nosotros y, por supuesto, de nadie puede depender que ejerzamos nuestro libre albedrío.
Obviamente, existen condiciones que facilitan vivir de una forma más sencilla que otras, pero la libertad siempre es una virtud que ha de ser conquistada por uno mismo.
La libertad es
La libertad no es poder elegir crear el mal, sino poder poner el bien allá dónde no existía
Conquistar la libertad consiste en, tomando conciencia profunda de las posibilidades elegir aquella que crea un nuevo bien que antes de mi decisión no existía.
Rudolf Steiner llama fantasía moral al acto creativo que la persona determina mediante una intuición propia. Esta no se basa en representaciones antiguas, sino que la fuente de esa libertad es individual y generadora de algo nuevo. En eso se diferencia del imperativo categórico de Kant que niega la libertad ya que viene determinada por leyes naturales.
Esa manera artística de crear, es sentirse como el pintor con el lienzo en blanco provisto de sus pinceles y sus colores. Lo que se va a crear no existe pero él tiene ya la intuición y solo le resta plasmarla. En el trabajo del desarrollo consistiría en introducir lo artístico y creativo en lo moral.
En muchas ocasiones, no está al alcance la posibilidad de cambiar las circunstancias que a uno le rodean. Pero siempre existe la ocasión de situarse frente a ellas.
En el ejemplo de mi amigo Francisco es acercarse al niño pequeño que ante su juguete favorito roto de manera irreparable busca darle otra función.
De esto ya habló el psiquiatra judío Viktor Frankl. Vivió una de las peores y más extremas situaciones que pueda vivir un ser humano, la de perder a toda su familia y a su mundo encerrado en un campo de concentración nazi. Sin embargo, quiso dejar testimonio de que no es lo que nos ocurre, sino como lo vivimos lo que puede hacer la diferencia. Y siempre, hasta encerrados en la peor de las mazmorras podemos encontrar formas de vivir aquello que nos acontece.
El genial Ortega también se refiere a esto con su famosa frase de Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo, donde juega con el doble significado de salvar.
Libertad y coaching
La búsqueda de la libertad es uno de los aspectos fundamentales a tratar en el coaching.
Es muy importante que la libertad no sea una idea abstracta, sino que se convierta en el motor de determinación de la propia vida, por lo que ha de estar presente en el acompañamiento personal.
De esta manera las personas pueden empezar a escribir su biografía ya no determinadas por sus circunstancias, sino encontrando el camino propio y el salvarse de Ortega.
Libertad en lo relacional
Muchos de los problemas relacionales tienen su origen en que se quiere cambiar a la persona con la que se convive, familiares, pareja, jefe, compañero de trabajo, etc.
Uno no puede cambiar a la persona que tiene enfrente y, empeñarse en ello, solo puede deteriorar la comunicación. Tratar de modificar al otro puede convertirse en una agresión a su libertad, siendo la empatía y comprenderlo lo único que puede despertar al otro la autoestima suficiente para poder evolucionar.
Rudolf Steiner recomendaba ajustar cada acción y cada palabra de manera que no se infrinja el libre albedrío de aquellos con los que entramos en contacto.
Desde el coaching y trabajando el asombro se pueden encontrar verdaderas palancas de cambio que posibilitan al otro su evolución y su individuación.